lunes, 8 de octubre de 2012

DON CARNAL

Los carnavales: obra maestra de la humanidad


El pasado sirve parapotenciar el presente “salve, salve, placer de la vida, salve, salve sin par carnaval” Himno del carnaval de Riosucio-Caldas)


 Máxima expresión de cultura popular, la Fiesta con mayúscula. La fiesta que soporta todos los lenguajes artísticos, que exorciza, desnuda y exalta las colectividades en un intento de encontrarle sentido al mundo en que vivimos: nunca es más transparente una sociedad que cuando decide mostrarse desde la fiesta, desde el carnaval.

 El carnaval no es para negar la realidad sino para burlarse de ella; el carnaval, vieja festividad cuyos orígenes se pierden en el tiempo. ¿Qué es el carnaval? Una fiesta solsticial, fiesta de la fecundidad, fiesta de la igualdad, fiesta de los locos, fiesta de l@s...

Las matrices culturales del carnaval podríamos asumirlas como lo propio, lo apropiado y lo impuesto: lo ancestral desde las cosmogonías indígenas, del tiempo antiguo al tiempo nuevo; de España, la mistura, el tejido con nuevos hilos; de África, la articulación de nuevos gestos culturales, lúdicos y sensuales, en síntesis el mestizaje. La mezcla en todos los sentidos.

Tiempo de “juego” colectivo con sus propias reglas y estructura en un mismo plano de igualdad desapareciendo las jerarquías sociales  donde se pierde lo individual para asumirse lo colectivo.

El carnaval fiesta de transgresión organizada, fiesta de la igualdad donde el escenario es la vida misma, como movimiento de expresión popular, entrecruce de lo cultural y lo festivo, pedagógico y creativo, incluyente desde la diversidad, permitiendo el reconocimiento, generando sentido de pertenencia entre sectores, pueblos y culturas.

¡Lo que pretende el carnaval es la suspensión de la realidad! Un buen carnaval sacude a la realidad, una colectividad no podría vivir sin la fiesta, sin el carnaval, sin el humor: bienvenida la sátira, la burla, la caricatura, la exageración, el esperpento.

El carnaval es la actividad mayor, es la manifestación suprema… no hay nada que no pueda superar, tal vez una revolución: lo que no se hizo antes del carnaval queda suspendido para después del mismo.

El carnaval como sinónimo de apropiación del espacio público, incluyente, expresión de poder popular a través de sus formas simbólicas, con estructura propia, mestizaje al piso, simbiótico, creativo, satírico y demás yerbas aromáticas que desde nuestra diversidad cultural ayuden a condimentarlo.

A lo que estamos convocados desde el pretexto del carnaval es a la construcción de la dramaturgia social en el espíritu colectivo de búsqueda y resistencia cultural permanente en estos tiempos paradójicos y ambiguos donde las nuevas modalidades de usurpación estarán agenciadas desde las trampas del lenguaje en ese eufemismo de moda denominado la industria cultural.

¿Lo que viene sucediendo en el marco de la feria de Cali es en verdad un carnaval?



Gustavo Muñoz V. 





 

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