Los carnavales: obra maestra de la humanidad
El pasado sirve parapotenciar el
presente “salve, salve, placer de la vida, salve, salve sin par carnaval” Himno del carnaval de Riosucio-Caldas)
Máxima expresión de cultura
popular, la Fiesta con mayúscula. La fiesta que soporta todos los lenguajes
artísticos, que exorciza, desnuda y exalta las colectividades en un intento de
encontrarle sentido al mundo en que vivimos: nunca es más transparente una
sociedad que cuando decide mostrarse desde la fiesta, desde el carnaval.
El carnaval no es para negar la
realidad sino para burlarse de ella; el carnaval, vieja festividad cuyos
orígenes se pierden en el tiempo. ¿Qué es el carnaval? Una fiesta solsticial,
fiesta de la fecundidad, fiesta de la igualdad, fiesta de los locos, fiesta de
l@s...
Las matrices culturales del
carnaval podríamos asumirlas como lo propio, lo apropiado y lo impuesto: lo
ancestral desde las cosmogonías indígenas, del tiempo antiguo al tiempo nuevo;
de España, la mistura, el tejido con nuevos hilos; de África, la articulación de
nuevos gestos culturales, lúdicos y sensuales, en síntesis el mestizaje. La
mezcla en todos los sentidos.
Tiempo de “juego” colectivo con
sus propias reglas y estructura en un mismo plano de igualdad desapareciendo
las jerarquías sociales donde se pierde
lo individual para asumirse lo colectivo.
El carnaval fiesta de transgresión
organizada, fiesta de la igualdad donde el escenario es la vida misma, como
movimiento de expresión popular, entrecruce de lo cultural y lo festivo,
pedagógico y creativo, incluyente desde la diversidad, permitiendo el
reconocimiento, generando sentido de pertenencia entre sectores, pueblos y
culturas.
¡Lo que pretende el carnaval es
la suspensión de la realidad! Un buen carnaval sacude a la realidad, una
colectividad no podría vivir sin la fiesta, sin el carnaval, sin el humor:
bienvenida la sátira, la burla, la caricatura, la exageración, el esperpento.
El carnaval es la actividad mayor,
es la manifestación suprema… no hay nada que no pueda superar, tal vez una
revolución: lo que no se hizo antes del carnaval queda suspendido para después
del mismo.
El carnaval como sinónimo de
apropiación del espacio público, incluyente, expresión de poder popular a
través de sus formas simbólicas, con estructura propia, mestizaje al piso,
simbiótico, creativo, satírico y demás yerbas aromáticas que desde nuestra
diversidad cultural ayuden a condimentarlo.
A lo que estamos convocados desde
el pretexto del carnaval es a la construcción de la dramaturgia social en el espíritu
colectivo de búsqueda y resistencia cultural permanente en estos tiempos
paradójicos y ambiguos donde las nuevas modalidades de usurpación estarán
agenciadas desde las trampas del lenguaje en ese eufemismo de moda denominado
la industria cultural.
¿Lo que viene sucediendo en el
marco de la feria de Cali es en verdad un carnaval?
Gustavo Muñoz V.
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